La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al fenómeno del estrés como “las reacciones fisiológicas que en su conjunto preparan al organismo para la acción”(OMS, 1994). En otras palabras, el estrés es una respuesta natural del organismo, en la cual se ponen en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que el organismo percibe como una amenaza o como una situación de demanda incrementada.
Es decir que en situaciones “normales”, el organismo se encuentra fisiológicamente preparado para su defensa y para su autorregulación.
El estrés se convierte en patológico y en motivo de consulta, cuando se vuelve crónico y el organismo no puede cumplir correctamente con sus funciones de defensa y autorregulación. En términos científicos, el estrés crónico es una alteración celular de los mecanismos de autorregulación del organismo.
Esto sucede cuando la situación de estrés, es decir, de defensa o de demanda incrementada, se vuelve permanente; cuando el organismo está sometido a una tensión y no resolución de problemas de forma constante en el tiempo. En estos casos, el organismo no tiene el tiempo suficiente para cumplir con sus funciones de autorregulación.
Se podría afirmar que el estrés crónico se expresa fisiológicamente como una inflamación “silente”. En este momento del proceso, el paciente no sabe que está inflamado, ya que la inflamación silente se manifiesta fundamentalmente a nivel del endotelio, que es una membrana que recubre a los vasos sanguíneos. Por eso también recibe el nombre de “inflamación endotelial”.
Este tipo de inflamación crea un círculo vicioso patológico en el que se producen alteraciones del sistema neuroendócrino (que es el sistema que participa en el equilibrio de nuestro organismo a través de los neurotransmisores) y del sistema inmunológico (que es el encargado de regular el proceso inflamatorio). Consecuentemente, se produce un aumento del estrés oxidativo, se genera mayor inflamación y se acentúa la falta de capacidad del organismo de cumplir correctamente con sus funciones de autorregulación.
Si bien en los análisis clínicos en general no se observan alteraciones, en la inflamación silente el paciente está fisiológicamente alterado, está inflamado sistémicamente por una una mayor demanda celular.
Existen algunos parámetros indirectos que se pueden considerar para detectar el estrés crónico, como por ejemplo la medición del cortisol.
Cuando el cortisol se encuentra por debajo de los niveles deseables, el paciente está estresado, ya no tiene más cortisol para reaccionar. Ese es un parámetro directo para observar el estrés crónico.
También se puede medir en un análisis de sangre una sustancia que se denomina homosisteína, reconocida como un factor de riesgo cardiovascular. Esta sustancia se podría considerar como un parámetro biológico indirecto, que permite medir la oxidación sistémica y la inflamación silente.
En cuanto a los síntomas asociados al estrés crónico, estos varían de acuerdo con cada caso. Muchos de los pacientes refieren cansancio, falta de sueño o insomnio, en ocasiones depresión, trastornos de la líbido, irritabilidad, a veces puede ocasionar caída del cabello.
También entran en juego el tiempo de evolución, la edad, o las patologías asociadas (si la persona es también diabética, hipertensa o cardíaca, entre otras).
Una persona que padece estrés crónico tiene una inflamación silente y, en consecuencia, está alterado su sistema inmunológico. Con la Ozonoterapia, al ser el ozono (utilizado en dosis adecuadas) un importante inmunomodulador, antioxidante y antiinflamatorio, se logra disminuir la inflamación, regular el sistema inmunológico y optimizar el funcionamiento de cada célula del organismo para restituir todas sus funciones y así recuperar su capacidad de autorregulación.
El amplio abanico terapéutico de la Ozonoterapia y su capacidad de actuar en los puntos clave que participan en procesos celulares que se comprometen en el estrés crónico, permite brindar una respuesta integral de tratamiento.
En Medical Ozono complementamos la Ozonoterapia con la aplicación de otras herramientas y elementos de la Medicina BIológica. En el caso del estrés crónico, dado que hay un aumento del estrés oxidativo (por una mayor actividad celular), el aporte de micronutrientes, oligoelementos (como selenio, zinc, entre otros) y algunas vitaminas, (como la vitamina B y la vitamina C) son de vital importancia para completar el aporte de cofactores enzimáticos que refuerzan la actividad celular.
Por último, cabe destacar que todos los tratamientos son diseñados siempre de forma absolutamente personalizada. Para ello, es importante contar con una historia clínica y los antecedentes patológicos completos del paciente.
Estas terapias se realizan en forma secuencial adaptándose al proceso fisiológico natural de equilibrio y se aplican de forma absolutamente personalizada. En términos generales, las principales herramientas terapéuticas que se utilizan en el tratamiento del estrés son:
– DESINTOXICACIÓN: tiene como objetivo la optimización del funcionamiento de los órganos de excreción -que habitualmente no funcionan al 100%- y se prepara al organismo para recibir distinto tipo de terapias de acuerdo con cada paciente.
– REGULACIÓN HORMONAL O NEUROENDÓCRINA: tiene como fin asegurar que el sistema que participa en el equilibrio de nuestro organismo también funcione adecuadamente.
– TERAPIA NEURAL: permite asegurar la correcta conducción del sistema neurovegetativo, que es el sistema eléctrico de regulación de nuestro organismo.
– TERAPIA ORTHOMOLECULAR: es el suplemento nutricional a base de vitaminas, minerales, oligoelementos y aminoácidos que el cuerpo necesita para sintetizar las células que garantizan un correcto funcionamiento del organismo.
– OZONOTERAPIA: optimiza todos los procesos descritos anteriormente, ya que asegura un mejor metabolismo del oxígeno, que es el elemento fundamental que necesita cada célula para que funcione correctamente.
Estas terapias se acompañan de un plan nutricional adecuado.
3. Una vez finalizada esta etapa, generalmente la evolución del paciente es muy favorable y en caso de que persista algún síntoma más localizado y de acuerdo con la edad del paciente se puede realizar un soporte orgánico con CELULOTERAPIA.